sábado, 5 de diciembre de 2009

Mercado municipal.



Una de las cosas que tenderán a desaparecer con el tiempo, son los mercados municipales, en pos de los supermercados y grandes superficies. Es una auténtica lástima, pues los primeros son lugares cálidos, de comentarios, cotilleos y reunión. En los segundos, el trato entre las personas es profiláctico. Difícilmente dos conocidos que se encuentran en un súper o gran superficie, hablan más de un par de minutos, cosa que no pasa en las plazas de abastos; donde el marujeo es constante.

Otra de las cosas que voy a echar de menos, es la forma de corte de los carniceros. Uno puede querer filetes grandes o pequeños, gruesos o delgados. En cuanto a las frutas o verduras, todas han de comprarse homogéneas, como la sociedad en la que vivimos actualmente, demasiado uniforme para mi humilde parecer. Si uno quiere limones pequeñitos, o plátanos muy pasados, se va a tener que fastidiar.

Tema diferente, es también el del regateo. Nos creemos que los supermercados son más baratos. Esto es relativamente cierto, pues también te ofrecen mucha mierda de su marca. Sabiendo regatear bien en una plaza municipal, compras más barato y mejores productos. Es muy lamentable que se pierda también la costumbre del regateo.

Me queda deciros que muchos de los supermercados, están llevados por cuatro tecnócratas jovencitos que, la mayor parte de las veces, no saben ni donde tienen la cara.

Ciertamente, echaré de mucho menos el olor de pescadería, el afilador, los gritos del Juan, el tonto de la plaza, el tullido y las pocas moscas que pululan por estos lares, abocados a su extinción. Una auténtica lástima...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El dentista asesino


Cómo me ha dejado las encías el puto dentista. Estoy como para comer chochos de vieja o almendras. Bueno, ha sido una chica, pues ya lo dejé bien claro en la clínica: preferentemente chicas para verme la boca. Hay tres dentistas féminas y uno varón, que va a ser el que me toque dentro de un par de semanas. Este me va a hacer lo gordo, y lo estoy temiendo; no por el dolor, sino por que la cosa se tuerza un poco. La mayor parte de la gente, va a los médicos con confianza. Yo, en cambio, no me fío de ninguno, por muy bueno que sea o que digan que sea.