lunes, 10 de octubre de 2011

A mí la legión


Artículo dedicado a Juan Fran, que me animó a seguir escribiendo en mi blog para decir más tonterías, que en realidad debería callarme:

El intelectual es a veces un especímen del género humano que puede pasar de la brillantez más absoluta, a la bobada más supina en un plis plas. No me trae por aquí el caso del encontronazo de Miguel de Unamuno con Millán Astray, pero lo voy a analizar.

Si mal no recuerdo, el segundo introdujo "soy el novio de la muerte" en el credo de la legión, supuestamente el mejor cuerpo de choque de aquellos tiempos en nuestro País, tan bueno, que perdió la guerra de Marruecos luchando contra unas Cábilas mal armadas y sin discipina militar alguna. Siempre se le echa la culpa al general Silvestre, de la derrota de Annual...

En cambio Unamuno no fue muy cuco al decir "pues yo soy novio de la vida". No, Sr. Unamuno, no. Deberías haber dicho que todos somos novios de la muerte, que es más congruente y real. Novios de la vida los hay, en tanto en cuanto haya felicidad y las cosas vayan bien. ¿O es que te has olvidado de los muertos en vida, que son multitud? ¿Quién no aborrece esta existencia de vez en cuando, o de forma continua hasta llegar al suicidio -no ha de ser simpre físico- convirtiéndose entonces en el esposo de la muerte?.

Unamuno, sé que tú siempre buscabas ir a la contraria al personal. Si en Salamanca o España se gritaba blanco, tú lo hacías por el negro, y viceversa... Creo que en el fondo, te hacías buena propaganda de intelectual, siéndolo en realidad sin tener que recurrir a todas estas estratagemas. Ah, lo que tiene que hacer uno por colocar el género venal literario, ¿verdad?.

Macho, deberías haber nacido en el siglo XX, o XXI, donde los literatos llegan hasta bañarse en una piscina vestidos de traje y corbata, tal y como hizo Cela, para promocionarse. Lo que pasa es que este tuvo el problema de que cuando se sumergió, a un epiléptico de dio un ataque en ese mismo momento, tal y como le figuradamente le daría a Millán Astray en el paraninfo de la facultad, de la que tú decías que eras el sacerdote. En fin, en fin...


Como bien dije más arriba, no sólo los legionarios son losnovios de la muerte, si no toda la humanidad.